La pandemia nos ha golpeado con fuerza. Eventos cancelados, ausencia de reuniones presenciales, vida social completamente apagada. No es de extrañar que los empresarios de todo el mundo recurran ahora con más frecuencia al mundo online en busca de lugares donde poder seguir manteniendo un diálogo empresarial y hacerlo lo más eficaz posible.
Si estás en LinkedIn, probablemente hayas enviado algunas invitaciones para conectar. ¿Escribiste una nota personalizada o tomaste el camino más fácil y fuiste con la que viene por defecto? ¿Y qué hay de las solicitudes de conexión que has recibido?
Si alguien hiciera una lista de las "fuentes de leads b2b más utilizadas", LinkedIn sería indiscutiblemente el número 1 de esa lista. Y es comprensible. LinkedIn es una mina de información sobre empresas y personas conectadas con esas empresas. Pero también hay otras plataformas que incluyen recopilaciones de empresas, divididas en categorías, donde puedes encontrar prospectos ideales junto con algunos puntos de referencia para tus campañas de Woodpecker.
Es bien sabido que LinkedIn es la mejor fuente para encontrar posibles clientes potenciales, independientemente de su objetivo, nicho o sector. Además de la posibilidad de publicar anuncios superdirigidos, también permite realizar búsquedas realmente específicas de personas en la plataforma. Sin embargo, rápidamente encontrarás el problema con LinkedIn. A menos que tengas una conexión de primer grado con la persona, no puedes ver su dirección de correo electrónico. En muchos casos, ni siquiera puedes enviarles un mensaje y sabemos que el porcentaje de éxito de una invitación con una nota adjunta es bajo. Además, es posible que se trate de un segmento de contactos que se cuentan por miles, demasiados para elegir los correos electrónicos a mano.